La UJC, previo a la celebración de su VII Congreso y ante el llamado del Partido, se enfrascó en la reorganización de su estructura orgánica y el fortalecimiento de la disciplina interna, sobre todo en los organismos y organizaciones de base (municipios y comités de base), la ejemplaridad de la militancia, la calidad de los procesos políticos, la política de cuadros, la atención a las organizaciones estudiantiles y el trabajo político-ideológico.
Para dirigir el proceso, en reunión del Buró Nacional celebrada entre el 24 y el 25 de octubre de 1997, fueron designados los compañeros Otto Rivero Torres y Julio Martínez Ramírez, quienes ocuparon la Primera y Segunda Secretarías de la Organización, respectivamente. Estos cargos habían sido desempeñados, hasta entonces, por María Victoria Velázquez López y Alberto González Nieto, que pasaron a ocupar otras responsabilidades.
En el acto por el natalicio de José Martí, el 28 de enero de 1998, antes del inicio de la Marcha de las Antorchas, se realizó la convocatoria para el VII Congreso a partir de la cual en todas las organizaciones de base se desarrolló un proceso orgánico que intensificó la labor política encaminada a concretar el trabajo ideológico con los militantes y jóvenes.
La primera acción llevada a cabo fue la discusión del documento base "Las razones y el futuro" realizada en el 99,5% de los Comités de Base y con la asistencia del 86,3% de los militantes. El 70,2% de los planteamientos estuvo relacionado con la ejemplaridad de los militantes, la necesidad de profundizar en la preparación política e ideológica, el funcionamiento de la base, la calidad del crecimiento y el trabajo para el ingreso al Partido.
También se realizaron 33 327 Asambleas Abiertas (99,5% de las planificadas) con la participación de más de un millón de jóvenes y trabajadores. El vínculo con el gran diapasón de jóvenes no militantes que también participó en los debates permitió ampliar la discusión y ratificar la imprescindible necesidad de la ejemplaridad de los militantes, del funcionamiento adecuado de los Comités de Base y de elevar el rigor en el proceso para ingresar a la Unión de Jóvenes Comunistas.
Con las Asambleas de Balance en la base, concluyó el proceso en ese nivel. Se realizó el 99% de estas con una asistencia del 91% y fue evaluado el 97,4% de los militantes. Estas reuniones permitieron a la UJC hacer consideraciones sobre las responsabilidades individuales y colectivas para llevar adelante nuestra misión de vanguardia entre los jóvenes cubanos. Fue ratificado el 67,8% de los Secretarios Generales, de los cuales un 33% eran militantes del Partido.
Con este antecedente se desarrolló, del 8 al 10 de diciembre de 1998, en Ciudad de La Habana, el VII Congreso de la UJC. Participaron 1500 delegados y 500 invitados nacionales. La villa del Congreso fue el Instituto Técnico Militar "José Martí"(ITM).
El 8 de diciembre se inicia el Congreso con la inauguración de la exposición "Eternos Jóvenes Rebeldes". Tenían los delegados la alta responsabilidad de evaluar una etapa de trabajo con peculiaridades totalmente diferentes a todas las anteriores y con la convicción de que la única manera de resolver los problemas, como venía haciendo la UJC desde la base con el profundo proceso orgánico desarrollado en torno al Congreso, era afrontarlo sin titubeos de ningún tipo.
En el Informe Central, presentado por Otto Rivero Torres, Primer Secretario de la Organización se hacía un análisis crítico del trabajo realizado en los 6 años y 7 meses transcurridos desde el anterior Congreso, puntualizándose en la atención a los jóvenes para su ingreso a la Organización y al Partido, la necesidad de garantizar el crecimiento con calidad, la aplicación de sanciones, el funcionamiento de los Comités de Base, el control estadístico de los militantes, la cotización, la asistencia a las reuniones y otras actividades orgánicas.
También se señala en dicho informe la falta de reacción de la organización ante el reordenamiento de la economía y fue valorada la formación moral de las nuevas generaciones y la influencia en ellas de los efectos causados por la despenalización de la tenencia de divisas, el envío de remesas familiares desde el exterior, sobre todo de los Estados Unidos, la ampliación del trabajo por cuenta propia, la inversión extranjera y el turismo.
Estas medidas, adoptadas tras profundo análisis y en consulta con el pueblo, propiciaron la aparición de desigualdades sociales y, conjuntamente con ellas, el predominio en determinados segmentos de la sociedad y la juventud de una ética del tener, caracterizada por expresiones de individualismo, consumismo, y de algunas manifestaciones de prostitución, consumo de drogas y el incremento de la actividad delictiva.
De acuerdo con los criterios de la dirección nacional del movimiento juvenil, coincidentes con las observaciones realizadas por no pocos científicos sociales, y pueblo en general, estos problemas fueron potenciados por el paternalismo predominante en el trato con la juventud, la promoción de expectativas de vida inalcanzables en las condiciones de Cuba, la erosión del valor moral del trabajo, la influencia ejercida por el turismo y los medios masivos, además del desconocimiento de las esencias de nuestra cultura nacional. Estas cuestiones eran resultado de insuficiencias en la formación de las nuevas generaciones cuyos efectos salieron a relucir en circunstancias en que el medio exige la máxima tensión de la voluntad y los valores constitutivos de la condición humana.
En respuesta a las adversas manifestaciones señaladas, el liderazgo político y juvenil promovió, en consonancia con el paradigma socialista, la corrección de la imagen que se ofrece acerca de la sociedad a la cual se aspira. Se buscaba eliminar la falsa impresión -que generaba cierta idealización de la sociedad burguesa de alto consumo-, de que el sistema había sufrido un corrimiento hacia el capitalismo.
La propia dirección de la UJC reconoció que en alguna medida se había descuidado "el papel rector de las políticas hacia la niñez y la juventud para convertirse en ejecutora de acciones que corresponden a otras partes del sistema y que la han desviado de sus misiones esenciales e insustituibles: la formación y consolidación de una vanguardia comunista..."
Otros aspectos abordados críticamente en el Informe Central fueron el trabajo con las organizaciones estudiantiles y los jóvenes del sector cultural, de la salud, deportistas, y la necesidad del fortalecimiento del trabajo político ideológico en todas sus facetas pero especialmente con los Secretarios Generales de las Organizaciones de Base.
Fueron analizadas las prioridades en el trabajo internacional, la resonancia política del Festival Cuba Vive, el Encuentro Juvenil Cuba - Estados Unidos y el XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, los cuales hicieron posible el conocimiento en el mundo de la realidad cubana y de sus jóvenes, con énfasis en la lucha que libra contra el bloqueo norteamericano y en la solidaridad que expresamos con las causas justas del planeta.
En las cinco sesiones plenarias se debatieron los aspectos del trabajo de la organización que aparecían en el informe y otros problemas generales del país expuestos por los delegados y que estuvieron matizados por las esclarecedoras y educativas intervenciones de nuestro Comandante en Jefe, presente en todas las sesiones del Congreso.
También se realizaron adecuaciones a los contenidos de los Estatutos, se ratificó la condición de la UJC como organización juvenil marxista-leninista del Partido, y se expresó la voluntad de no renunciar a su integración selectiva y a su condición de vanguardia de la juventud cubana.
Para combatir los problemas antes reseñados, se dio paso a una labor de profundización, por niños, jóvenes y población en general, en los valores de la cultura e historia nacional, y la elevación de la calidad de los mensajes que se transmitían por los medios de comunicación, sin olvidar las contradicciones de la realidad contemporánea. En cuanto a la UJC, la FEEM y la FEU se orientó fortalecer las organizaciones de base en el sector educacional, predicar con el ejemplo personal, profundizar la preparación política y reuniones de reflexión y análisis, promover el trabajo como valor moral insustituible, impulsar la educación politécnica dada su influencia en la formación de los jóvenes.
La nueva comprensión del tipo de lucha ideológica a llevar a cabo, en respuesta a la guerra oportunista que se le ha hecho al pueblo cubano en medio de las difíciles circunstancias económicas, propició el perfeccionamiento de las políticas dirigidas a los jóvenes. Así se asumió que para inculcar la ideología revolucionaria era indispensable el enriquecimiento espiritual de niños y jóvenes a través de la práctica del deporte, el cultivo de la lectura y el disfrute del hecho artístico a través de sus diferentes manifestaciones. Ello supuso la adopción de programas de acción tanto en el orden educacional y laboral, como cultural, deportivo y recreativo, y la consiguiente atención en materia de recursos para cada una de estas esferas de la vida de la población.
En correspondencia con estas consideraciones, durante el VII Congreso, la Dirección del país anunció su decisión de financiar las publicaciones para jóvenes y niños, cuyas ediciones se incrementaron con notable rapidez. Otras tareas fueron el fortalecimiento de la preparación teórica y política de los cuadros y militantes, y el aumento de los materiales de apoyo a los dirigentes a todos los niveles.
El Congreso decidió restablecer el Comité Nacional y su estrecha relación con el Buró Nacional, estructuras a las cuales se les reorganizaron sus funciones. En la primera reunión del Comité Nacional, Otto Rivero Torres resultó ratificado como Primer Secretario y Julio Martínez Ramírez Segundo Secretario.
En el VII Congreso se emitieron dos resoluciones, una sobre los Estatutos y una sobre el Informe Central. Además, en cada sesión plenaria se recogieron los principales planteamientos que quedaron como líneas de trabajo hasta el VIII Congreso.
En la clausura, Fidel propuso no concluir el VII Congreso con aquel rico debate sino que continuara la UJC con ese espíritu trabajando en el seguimiento a los temas tratados en el mismo y en otros que surgirían en el duro camino que debía recorrer nuestro país para conservar sus conquistas y avanzar mucho más en la obra de la Revolución.
Post Congreso
Lo resultante de los procesos acometidos después del V Congreso del PCC y el VII de la UJC, fue el apreciable fortalecimiento de la organización y de su trabajo con las demás agrupaciones juveniles. De acuerdo con los Plenos del Comité Nacional que pasaron balance de forma sistemática al trabajo realizado en cumplimiento de los acuerdos del congreso en los años finales del siglo (desde el II hasta el X Pleno de diciembre de 2001), la UJC laboró y obtuvo innegables avances en las siguientes direcciones:
- Estado y control de los efectivos.
- Funcionamiento interno, sobre todo en las organizaciones de base.
- Cuadros, Reserva de Cuadros y Política de Cuadros.
- Fortalecimiento y reorganización en algunos casos de las organizaciones que integran el sistema asociativo juvenil e infantil: Organización de Pioneros “José Martí”, Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, Federación de Estudiantes Universitarios, Brigadas Técnicas juveniles y Asociación Hermanos Saíz.
- Atención a los jóvenes trabajadores de la producción y los servicios.
- Atención al empleo juvenil, en particular con los jóvenes que no estudian ni trabajan.
- La preparación ideológica de los jóvenes que laboran en el sector emergente de la economía, en particular con los trabajadores del turismo.
- La Batalla de Ideas.
En general puede afirmarse que a partir del año 1999 se inicia una consolidación de la alineación histórica de la juventud cubana al lado de la Revolución, en particular a las organizaciones estudiantiles e infantiles les correspondió desempeñar un papel protagónico en la nueva etapa revolucionaria que ha vivido el país. .
Como parte de la activa lucha contra el bloqueo que se llevaba a cabo en todos los espacios, el 31 de mayo de 1999, los estudiantes de la FEEM, representados por la Presidenta Nacional, Yurina Blanco García, junto a la FEU, la Organización de Pioneros “José Martí” y las otras organizaciones sociales, presentaron la “Demanda del Pueblo de Cuba al gobierno de los Estados Unidos por Daños Humanos”.
Después de una minuciosa investigación y de escuchar a decenas de testigos y víctimas, el tribunal condenó al acusado al pago de 181 mil 100 millones de dólares estadounidenses y a que se retractara públicamente por los daños causados a los familiares y a las víctimas de los hechos expuestos en la demanda. El 2 de noviembre de 1999, la Sala de lo Civil y de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana, falla con lugar la demanda y condena al gobierno de los Estados Unidos a la reparación de los daños materiales.
Fuentes:
“La Unión de Jóvenes Comunistas. Bosquejo Histórico 1962-2005”. Luis Gómez Suárez. Centro de Estudios Sobre la Juventud (CESJ). La Habana, 2004.
“La Unión de Jóvenes Comunistas, heredera y continuadora de las tradiciones de lucha de la juventud cubana”. Lourdes del Busto Martínez. Escuela Nacional de la UJC "Julio Antonio Mella". Material de apoyo a la docencia. La Habana, 2004.
