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V Congreso
Lema: 
“Con el Partido, junto a Fidel en marcha hacia el 2000”
V Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas
Fecha: 
1ro - 4 de abril de 1987
Delegados: 
1500

La dirección de la UJC se propuso ir desechando las dificultades y vicios funcionales que lastraban la organización, e influir, al mismo tiempo, en los jóvenes, en correspondencia con sus valores y principios. Para ello se concibió un congreso que respondiera a las expectativas de todo el grupo social. Se iniciaría por las bases e implicaría a todos, militantes o no, a través de Asambleas Abiertas, comenzando a partir de octubre de 1986 en todos los sectores y culminando con las últimas asambleas provinciales en marzo de 1987.

Como primer paso se orientó el análisis y discusión del Proyecto de Programa del Partido entre los militantes y jóvenes, estudio que estimuló el debate y los pronunciamientos sobre las distintas problemáticas de interés para la juventud, y sirvió de base para impulsar las próximas etapas de trabajo.

Para desarrollar con éxito toda la labor preparatoria del Congreso, se concibió una Comisión Organizadora presidida por el Primer Secretario de la UJC, e integrada por el Segundo Secretario como Vicepresidente y los restantes miembros del Buró Nacional. Esta comisión tendría como funciones principales: orientar y supervisar el proceso orgánico; aprobar y controlar los planes de actividades; propaganda, emulación y aseguramientos; y dirigir el trabajo de las subcomisiones o comisiones auxiliares que se crearon; éstas fueron:

  • Comisión del Informe del Comité Nacional al Congreso, presidida por Carlos Lage Dávila, Primer Secretario.
  • Comisión de Candidatura, presidida por Roberto Robaina González, Segundo Secretario de la UJC.
  • Comisión de Modificaciones a los Estatutos, presidida por Pedro Sáez Montejo, miembro del Buró Nacional.
  • Comisión del Proceso Orgánico, presidida por Sidelsy Suárez Sánchez, miembro del Buró Nacional.
  • Comisión de Aseguramiento Material y Técnico, presidida por José Manuel Puente Pouyout, miembro del Buró Nacional.
  • Comisión de Actividades y Propaganda, presidida por Raúl Castellanos Lage, miembro del Buró Nacional.

En las asambleas de balance fueron elegidos 1500 delegados al Congreso, de los cuales 151 eran delegados directos de los centros de trabajo o estudio que por su importancia y por la labor desarrollada en sus últimos años, merecieron esa distinción.

Del total de delegados 594 eran mujeres, 463 de la raza negra y mestiza. La procedencia social fue fundamentalmente obrera con el 78,3%, y le siguió la campesina con el 17%. El 61,65 militaba en las filas de la UJC y 576 eran miembros del Partido, de esos 540 ostentaban la doble militancia.

El V Congreso de la UJC tuvo lugar entre el 1ro y el 4 de abril de 1987.

En el Informe Central se hizo un análisis donde se cuestionaban las distintas manifestaciones de formalismo que lastraban el trabajo de la UJC y demás organizaciones juveniles, lo que había redundado en la escasa participación socio - política de los jóvenes - muy por el contrario de las expresiones triunfalistas que en ocasiones anteriores se hicieran en tal sentido.

Fueron calificadas como formales, entre otras cuestiones, la participación en los órganos de dirección colectiva de los centros laborales -en particular en las asambleas de producción y servicios-, y en la discusión de los planes económicos; las movilizaciones a la agricultura, en las cuales no se aprovechaba la jornada laboral al tiempo que se planteaban justificaciones de todo tipo para no asistir al trabajo, y la presencia en el seno de las organizaciones de masas.

En relación con la vida escolar fue condenado el finalismo, el facilismo y la carencia de motivación en el estudio, conjuntamente con la escasa disciplina y rigor en las evaluaciones, la superficialidad en los análisis colectivos acerca de la actitud ante el estudio y los pronunciamientos contra el fraude. Se criticó el paternalismo con que la FEEM y la FEU encaraban el trabajo con los estudiantes y la falta de constancia en el desarrollo de la emulación.

En cuanto al trabajo de la UJC, se señalaron dificultades e insuficiencias en la realización de las Asambleas de Ejemplares y la evaluación de los militantes, la improvisación y escasa calidad de la preparación política, la atención a las organizaciones de base por los organismos superiores y la carencia de análisis profundos e integrales en el transcurso de las reuniones sobre el trabajo de la agrupación y la situación político - ideológica de los jóvenes.

En el plenario, una de las cuestiones más debatidas fue la relacionada con las organizaciones de base. Se estimó que en ocasiones utilizaban formas no adecuadas para la movilización de los jóvenes, no estaban al tanto de los problemas de sus centros (de producción o servicios) y desconocían lo relacionado con la vida de quienes debían atender.

Las dificultades señaladas, que también afectaban a las demás organizaciones juveniles, limitaban el alcance de la UJC como espacio para la participación sociopolítica de la juventud y medio de expresión de sus necesidades e intereses. Estos problemas se encontraban en la base de la escasa combatividad y la ausencia de la crítica y la autocrítica, lo cual fuera advertido por el Partido desde 1980 y señalado por Fidel Castro en el VI Congreso de la FEEM.

Otros temas tratados fueron la educación y la conciencia laboral, las tareas de apoyo al desarrollo económico, el empleo juvenil, la consagración de los jóvenes científicos a su trabajo, la necesidad de transformar los mecanismos de trabajo ideológico, el trabajo de la UJC en el sector educacional con la FEU, la FEEM y la OP José Martí, los problemas relacionados con la vida interna de la UJC, la educación patriótico militar, el deporte y la cultura, y la defensa de la Patria.

Los asistentes al Congreso escucharon, además, las intervenciones especiales de más de 16 representantes de organizaciones amigas; discutieron y aprobaron las modificaciones a los estatutos.

Durante las sesiones, los delegados decidieron extender la edad de ingreso a la UJC de 14 a 16 años y se pronunciaron porque todos los jóvenes pasaran el servicio militar. También se eligió el nuevo Comité Nacional y se ratificó a Roberto Robaina como secretario general y se eligió a Pedro Sáez Montejo segundo secretario.

El nuevo Comité Nacional, encargado de dirigir la Unión de Jóvenes Comunistas hasta el próximo Congreso, quedó constituido por 154 miembros efectivos y 38 suplentes, con una edad promedio de 26 años, donde 74 eran mujeres, 130 blancos, 36 negros y 26 mestizos y la antigüedad promedio en las filas de la UJC era de 8 años.

En el V Congreso no se emitieron Resoluciones.

Por lo trascendental de las discusiones, se extendieron las sesiones de trabajo hasta el día 5 de abril, en que fue clausurado, en horas de la noche, en el Teatro Kart Marx con la presencia de nuestro Comandante en Jefe, quien tuvo a su cargo el resumen del acto.

Fidel fue depositario del badajo de la Campana de la Demajagua, que recibió después que el histórico símbolo de la Patria hiciera su entrada solemne al teatro y fuera depositado a la derecha del podio desde donde presidió aquel acto que lo honraba.

En su discurso de clausura el Primer Secretario de nuestro Partido, visiblemente satisfecho expresó: "Si pudiera haber un homenaje digno de los que lucharon durante más de cien años por la libertad y la justicia de nuestra Patria, ese homenaje es el Congreso de nuestra juventud".

El Comandante en Jefe analizó las dificultades del país y del mundo, desde el punto de vista económico y político y en varias ocasiones se refirió a la valentía de los planteamientos del Congreso y al alto nivel político, técnico y cultural demostrado por los delegados, pero quizás no haya más fiel reflejo de lo que significó para todos este histórico V Congreso de la UJC, que sus palabras finales, en las que expresó:

"[...]nos marchamos de esta reunión con un importante recuerdo, con una admiración, un cariño y un orgullo por nuestros jóvenes que se ha multiplicado; y que si a partir de hoy todos nosotros trabajamos y luchamos todavía con más fuerza, con más optimismo, dando cada uno hasta el último átomo de nuestra energía por la causa de la revolución, el socialismo y el comunismo, ese esfuerzo adicional que hagamos se deberá a las extraordinarias e inolvidables impresiones que hemos recibido de ustedes en este V Congreso".

Post Congreso

En el cónclave se derribaron las barreras que limitaban la participación y se discutió con soltura y valentía. El clima político llamó a renovar los métodos y estilos de trabajo con todos los jóvenes y a poner más atención a sus necesidades e intereses. Con la reunión se demostró el distanciamiento que existía entre la UJC y el sector social que representaba y la necesidad de escucharlo y propiciar su participación decisoria.

Ante estos hechos se hizo ineludible promover la independencia y el consiguiente fortalecimiento de las organizaciones juveniles a fin de acrecentar su protagonismo social y el de la juventud, tan necesario al proyecto socialista cubano. El proceso contempló la reorganización orgánica y funcional, la eliminación del formalismo y una mayor atención a las necesidades e inquietudes del sujeto joven.

El esfuerzo renovador buscaba perfeccionar y elevar la eficacia de la comunicación, mejorar la relación comunidad-organización en distintas aspectos, la transformación de la vida interna y el afianzamiento de la personalidad de cada organización, en contra de la tendencia homogeneizadora. Donde más se avanzó en el esfuerzo por vencer la mencionada tendencia fue en los predios estudiantiles, en cuyas agrupaciones había arraigado fuertemente.

Tras el V Congreso, la labor de la UJC, cuyas concepciones se propagaron a la FEU, la FEEM, la OPJM, las BTJ y la AHS, estuvo enfocada a la movilización de los jóvenes en respaldo a la política que la Revolución llevaba a cabo orientada por el Partido y Fidel.

En relación con la vida interna de la organización, se orientó simplificar la documentación que se debía elaborar, y se llamó a la autodeterminación e independencia de los colectivos en correspondencia con las características del medio en que se desenvolvían. Se convocó a trabajar sin esperar por el tutelaje de las instancias superiores.

En los medios juveniles la consigna del momento era “tomar las calles”, para lo cual la UJC dispuso de un efectivo aparato de propaganda gráfica y realización de actos políticos que involucraban las artes y la recreación. De esta forma las campañas y acciones de la organización eran verdaderas fiestas de masas a las que concurrían jóvenes de todos los territorios y localidades donde se realizaban.

La organización hizo un efectivo esfuerzo por renovar la comunicación con los jóvenes por todos los medios y vías posibles, para lo cual se ensayaron formas más frescas y menos discursivas del lenguaje, que resultaran atractivas y juveniles.

Los muros de pueblos y ciudades se cubrieron con pinturas y consignas alegóricas a las fechas y campañas políticas que se desarrollaban. Se hicieron comunes entre niños, adolescentes y jóvenes el empleo de vinchas –hasta entonces desconocidas-, gorras, camisetas, shorts, pulóveres y diferentes tipos de sellos y distintivos con las consignas del momento. Se trataba de vencer el pesimismo y alentar la confianza en el futuro y en cuanto se hacía por el pueblo.

Por esta época la UJC asumió un conjunto de tareas que implicaban la administración de empresas del ocio y las comidas ligeras, así como la planificación del recreo y las vacaciones. Al efecto fue creado el Grupo de Recreación encargado de hacer realidad su nombre, el proyecto Malecón, que incluía un grupo importante de centros recreativos, al tiempo que se realizaban grandes conciertos en la Plaza de la Revolución y otros espacios públicos.

La renovación se tradujo en el incremento de la capacidad de convocatoria del liderazgo juvenil y en un mayor protagonismo de los jóvenes en la nueva coyuntura particularmente difícil que vivía la nación. Prueba de ello fue su implicación en la construcción de obras de beneficio social (círculos infantiles, escuelas especiales y policlínicas) y en el impulso a los planes agrícolas alimentarios (sobre todo en las plantaciones de plátano y papa, entre otras). Los avances alcanzados resultaron ser sumamente útiles cuando años más tarde se produjo el derrumbe del socialismo en Europa del este y el país entraba en una compleja y prolongada crisis. 

Durante el segundo lustro de los 80, la juventud incidió activamente en la transformación revolucionaria de la sociedad. Los jóvenes brindaron su aporte al plan del Médico de la Familia, al renovado Movimiento de Microbrigadas y a las nuevas formas de trabajo que se desarrollaban en los contingentes agrícolas y de la construcción.

La mayoría del estudiantado de las enseñanzas media y superior se incorporó al Plan Alimentario en las Brigadas Estudiantiles de Trabajo (BET). Laboraban en las plantaciones de viandas y vegetales de las empresas de cultivos varios del país, en particular en la provincia de La Habana, donde estas actividades alcanzaron un auge considerable. Igualmente se les veía enfrascados en la construcción de las numerosas obras sociales que se edificaron entonces: policlínicos, círculos infantiles, construcción de consultorios y las obras de los Juegos Panamericanos, para cuya ejecución aportaron cientos de miles de horas de trabajo voluntario. No menos notorio fue el apoyo brindado al programa de los Joven Club de Computación y las contribuciones que hicieron a la economía las BTJ.

Estos eran momentos de reafirmación política y de respaldo a la dirección revolucionaria ante el proceso de rectificación y la crisis que se sucedía progresivamente en los países socialistas de Europa Oriental. En correspondencia con ello se hicieron numerosas actividades, como la publicación el 1 de enero de 1988 en la edición dominical del periódico Juventud Rebelde de una Proclama de los hijos a 30 años de la victoria de los padres, en la que la juventud cubana se comprometía a seguir marchando junto a la Revolución, al Partido y a Fidel.

Miles de jóvenes cubanos dieron muestras de su entusiasmo, pasión y combatividad durante la operación de rechazo de los invasores sudafricanos a la República Popular de Angola, la cual culminó en marzo de 1988 con la victoria de Cuito Cuanavale.  La derrota infligida a los invasores obligó a las autoridades sudafricanas a sentarse a la mesa de negociaciones y retirar sus tropas de suelo angolano. Las organizaciones juveniles se movilizaron para el recibimiento a los internacionalistas cubanos que regresaban de la República Popular de Angola tras los acuerdos de paz. 

A principios de julio de 1989, se desarrolló el XIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la República Popular Democrática de Corea. La juventud cubana había sido una de las más firmes defensoras de la propuesta. En Pyongyang los jóvenes examinaron los temas de más actualidad como la paz y el desarme, la solidaridad antiimperialista, el no alineamiento, la deuda externa, la protección a la naturaleza y el medio ambiente, y los derechos de la niñez, la juventud y los estudiantes.  

Ante el debilitamiento progresivo del socialismo soviético, la UJC de conjunto con la FEU y la FEEM laboraron por asegurar la unidad de acción del movimiento juvenil y estudiantil internacional en los espacios propios de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD), la UIE y la OCLAE. También buscaban estrechar los vínculos con la Unión Internacional de la Juventud Socialdemócrata.

Fuentes:

“La Unión de Jóvenes Comunistas. Bosquejo Histórico 1962-2005”. Luis Gómez Suárez. Centro de Estudios Sobre la Juventud (CESJ). La Habana, 2004.  

“La Unión de Jóvenes Comunistas, heredera y continuadora de las tradiciones de lucha de la juventud cubana”. Lourdes del Busto Martínez. Escuela Nacional de la UJC "Julio Antonio Mella". Material de apoyo a la docencia. La Habana, 2004.

V CONGRESO UJC